La contaminación del aire en China es tan grave que incluso es visible desde el espacio. Para ilustrar la magnitud del problema, un satélite de la NASA ha capturado imágenes que ponen al descubierto la delicada situación medioambiental del país.
"La densa bruma se extendía desde Pekín a Shanghái, una distancia de unos 1.200 kilómetros. Las áreas más brillantes son las nubes o la neblina, mientras que el 'smog' es la capa gris", explica la agencia espacial estadounidense en la imagen capturada por el satélite Terra, que supervisa el estado del medio ambiente y los cambios climáticos en el planeta.
Esta semana las autoridades chinas activaron la alerta naranja en el país ante los graves niveles de contaminación que se registraron en el norte, el centro y el este del gigante asiático.
En ciudades como Shanghái, la concentración de partículas PM 2,5 (inferiores a 2,5 micras y las más peligrosas para la salud por su capacidad de infiltrarse en los pulmones) superó los 600 microgramos por metro cuadrado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una concentración no superior a los 25 microgramos por metro cuadrado.
Mientras, en Pekín estos índices alcanzaron los 400 microgramos, registros que preocupan a la OMS debido a que representan serios riesgos para la población de padecer cáncer y enfermedades pulmonares.
China es el mayor consumidor de carbón del mundo, que utiliza para la producción de energía eléctrica y otros procesos industriales. La contaminación es una de las graves consecuencias del rápido desarrollo del gigante asiático, y una de las preocupaciones más importantes para la población de ese país.
Esta semana la severa capa de contaminación provocó además la cancelación y el retraso de centenares de vuelos y el caos en algunos aeropuertos, por lo que las autoridades de aviación civil chinas anunciaron que pedirán, a partir del próximo año, a todos los pilotos de vuelos comerciales que circulen hacia las terminales aéreas más concurridas del país que reciban entrenamiento especial para poder aterrizar "a ciegas".
Esta semana las autoridades chinas activaron la alerta naranja en el país ante los graves niveles de contaminación que se registraron en el norte, el centro y el este del gigante asiático.
En ciudades como Shanghái, la concentración de partículas PM 2,5 (inferiores a 2,5 micras y las más peligrosas para la salud por su capacidad de infiltrarse en los pulmones) superó los 600 microgramos por metro cuadrado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una concentración no superior a los 25 microgramos por metro cuadrado.
Mientras, en Pekín estos índices alcanzaron los 400 microgramos, registros que preocupan a la OMS debido a que representan serios riesgos para la población de padecer cáncer y enfermedades pulmonares.
China es el mayor consumidor de carbón del mundo, que utiliza para la producción de energía eléctrica y otros procesos industriales. La contaminación es una de las graves consecuencias del rápido desarrollo del gigante asiático, y una de las preocupaciones más importantes para la población de ese país.
Esta semana la severa capa de contaminación provocó además la cancelación y el retraso de centenares de vuelos y el caos en algunos aeropuertos, por lo que las autoridades de aviación civil chinas anunciaron que pedirán, a partir del próximo año, a todos los pilotos de vuelos comerciales que circulen hacia las terminales aéreas más concurridas del país que reciban entrenamiento especial para poder aterrizar "a ciegas".